La estrategia Smarter Planet pretende que dentro de cinco años los edificios tengan sensores que permitan gestionar la red eléctrica o el deterioro de las infraestructuras. Málaga cuenta con un proyecto piloto de 31 millones de euros.
Cada año, alrededor de 60 millones de personas se trasladan a residir a ciudades y zonas urbanas, lo que representa en torno a un millón cada semana. Esta cifra tan elevada supuso que el pasado año, y por primera vez en la historia de la humanidad, la mayor parte de la población mundial ya resida en ciudades.
Ante estos cambios radicales en la forma de vida de buena parte del planeta, un equipo de investigadores estadounidenses de la compañía IBM ha desarrollado una estrategia a la que llama Smarter Planet (Un planeta más inteligente), y ha pronosticado cómo serán las ciudades de aquí a cinco años. Su apuesta se llama Five in Five (Cinco en cinco) e incluye los cinco grandes avances tecnológicos en energía, transporte y comunicación que se podrán implantar en cinco años y que, además de intentar construir urbes más sostenibles, eficientes e inteligentes, tratarán de transformar la forma de trabajar e interactuar entre las personas que en ellas habitan.
Algunas de estas ideas ya se han puesto en marcha en algunas ciudades del mundo, entre ellas Málaga. IBM y Endesa lideran un consorcio de empresas entre las que se encuentran Enel, Acciona, Telvent, así como varias universidades y centros de investigación nacionales y autonómicos que están desarrollando un proyecto piloto, entre el puerto y la playa de la Misericordia. Smartcity Málaga, cuya idea arrancó en primavera del año pasado, pretende beneficiar a unos 300 clientes industriales, 900 de servicios y a alrededor de 11.000 clientes domésticos en los próximos cuatro años.
Financiación pública
Con un presupuesto total de 31 millones de euros, de los cuales 21 millones han sido suscritos con el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, el objetivo del plan es conseguir un ahorro energético del 20% sobre el consumo actual y reducir en 6.000 toneladas al año las emisiones de CO2 en ese periodo de cuatro años. "El objetivo es aumentar el uso de energías renovables, integrando generación y demanda", explica Elisa Martín Garijo, directora de tecnología e innovación de IBM España.
Asimismo, se pondrá en marcha una flota de coches eléctricos y sistemas de almacenamiento energético en baterías para climatizar edificios y para el alumbrado público.
El proyecto, que está siendo desarrollado por 12 grupos de trabajo, instalará sistemas inteligentes de telecontrol, lo que permitirá actuar en tiempo real y de forma automática sobre la red de distribución energética y, después, se recogerán los datos de consumo y de eficiencia de la red.
Según la compañía informática, en tan sólo un lustro se producirán importantes innovaciones tecnológicas que permitirán una mejora sustancial en las condiciones de vida, una gestión más eficiente frente al aumento de la población y la reducción del deterioro de las infraestructuras. Y el hilo conductor de estas mejoras es la presencia de sensores que permitirán saber a un edificio cuándo necesita ser reparado o harán saber a las autoridades de qué manera se propaga una enfermedad en la ciudad.
IBM ya está trabajando sobre estas ideas en lugares como Nueva York, Dublín, Berlín, Malta o la propia Málaga. La base de la que se parte es dotar de inteligencia a los centros urbanos. "Las ciudades son un ecosistema en sí mismo, y en ellas introducimos inteligencia para dotarla de capacidad de dar servicio al ciudadano", dice Martín Garijo. "Lo que intentamos es integrar las tecnologías de la comunicación en las infraestructuras, para que puedan hablarnos", explica.
Para ello, las ciudades tendrán mecanismos de defensa contra las enfermedades y "existirán plataformas tecnológicas para compartir información médica entre médicos e investigadores con el fin de contener los niveles de contagio de la enfermedad", explican fuentes de investigación de IBM.
Organismo vivo
Dentro de ese entramado, los edificios jugarán un importante papel, ya que su tecnología interna funcionará como un organismo vivo, "capaz de responder, de forma preventiva, para proteger a los ciudadanos, ahorrar recursos y reducir las emisiones de CO2", dicen las mismas fuentes. Miles de sensores situados dentro de los edificios controlarán desde el movimiento y la temperatura hasta la humedad, la ocupación o la luz.
Este sistema que ya se está experimentando en el hotel Dragón de la ciudad china de Hangzhou permitirá, por ejemplo, que los equipos de reparación de un sistema eléctrico puedan saber cómo repararlo antes incluso de que falle, que las unidades de emergencia respondan rápidamente y que los ciudadanos controlen su propio consumo de energía y la emisión de dióxido, de gases contaminantes, e incluso pudiendo actuar para reducirlos.
Las ciudades instalarán, además, sistemas inteligentes de agua que permitirán prevenir fugas, reduciendo la contaminación en ríos y lagos y purificando el agua para hacerla potable. Este tipo de tecnologías avanzadas que están en fase de prueba en Malta ayudarán a las ciudades a reciclar y reutilizar localmente sus recursos hídricos, reduciendo, de esa manera, el gasto por transporte de agua hasta un 20%.
En cuanto al sistema de transporte, IBM cree vital que los coches y autobuses eliminen el combustible fósil de sus depósitos y por eso prevé que funcionen con baterías eléctricas de alta autonomía, que se recarguen en lugares público y que puedan utilizar energías alternativas, como la eólica. Los técnicos de IBM, junto con el consorcio de investigación danés EDISON, están desarrollando una infraestructura inteligente para permitir que los vehículos eléctricos se mantengan con energía sostenible.
Un sistema energético donde el usuario controla el estado de la red
Redes más eficientes
Los nuevos sistemas eléctricos reducirán las pérdidas de energía que se producen a causa de la distribución. Esto permitirá aprovechar mejor la potencia instalada. El sistema se volverá más eficiente y se reducirán las emisiones de CO2.
Usuario y protagonista
Los clientes podrán conocer en tiempo real su consumo y su gasto a través de Internet. También podrán ordenar la desconexión eléctrica en algunas zonas de su vivienda durante los picos de consumo para ahorrar energía. A cambio, las compañías eléctricas reducirán el importe de los recibos.
Contadores digitales
Los contadores de gas, luz y agua se transformarán en auténticos miniordenadores. De esta forma se podrán gestionar a distancia y se eliminarán las lecturas manuales.
Ordenadores multiuso
Todos los dispositivos electrónicos de la casa, desde las cadenas de música hasta los electrodomésticos y la calefacción, estarán conectados al ordenador. Los usuarios podrán activarlos y desactivarlos desde cualquier lugar.
Energía bidireccional
Las nuevas fuentes de energía renovable permitirán a los clientes generar su propia electricidad en casa con placas solares y minieólicas. Dejarán de ser consumidores para ponerse del lado de los productores. Esto dará lugar a un sistema bidireccional de energía: los usuarios podrán comprarla y también venderla.
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