Como cada año, los Premios Príncipe Felipe vuelven a reconocer a las empresas españolas que a lo largo de 2009 han destacado por su competitividad, en aspectos como la innovación, internacionalización, la excelencia turística, la sociedad de la información o la calidad y la eficiencia energética. Sol Meliá ha tenido el honor de ser galardonada por segunda vez con el Premio Príncipe Felipe a la Excelencia Turística, después de que, en 1993, su Alteza el Príncipe de Asturias y el Ministerio nos honraran ya con un novedoso y entonces joven premio, creado para reconocer a aquellas empresas españolas que destacasen por su innovación, internacionalidad y excelencia.En un año que no ha sido fácil para las empresas españolas, tanto la Casa Real como el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio han querido reforzar su apuesta por la competitividad y excelencia redoblando su apoyo a estos Premios Príncipe Felipe, como la máxima distinción otorgada en nuestro país al esfuerzo empresarial. En el caso de Sol Meliá, el premio posee además un nuevo valor y significación pues, además de profundizar en su internacionalización, salir a Bolsa y diversificar sus marcas y su modelo de negocio, a lo largo de estos 16 años hemos crecido en compromiso y responsabilidad social y medioambiental, y esta dimensión del «Turismo responsable» ha sido sin duda un componente importantísimo de la excelencia que el Premio recogido hoy ha venido a reconocer.
En este siglo XXI que llega cargado de nuevos retos para las empresas, excelencia y responsabilidad empresarial son dos conceptos inseparables, hasta el punto de que una empresa no podrá ser reconocida como «excelente» si no desarrolla simultanea y decididamente un fuerte compromiso con la sociedad y el medioambiente, más aún en el sector turístico, industria que tiene una altísima dependencia del bienestar social y la calidad medioambiental de los lugares en los que se desarrolla; pocas industrias como la nuestra ejercen una influencia tan decisiva sobre el desarrollo social, el empleo, la cultura, y el entorno natural y la biodiversidad. El turismo puede hacer mucho bien (en términos de integración social y redistribución de renta, creación de empleo y preservación de recursos, etc.) y mucho mal, a los destinos en los que se desarrolla: hiperurbanización de zonas costeras, sobreexplotación, culturas «suplantadas» por un desarrollismo homogeneizador son, a lo largo del mundo, prueba de que en ocasiones, el Turismo no ha contribuído al desarrollo de estas zonas sino a su degradación y pérdida de identidad.
Hoy, las empresas turísticas no tenemos otro camino ante nosotros que el del llamado «Turismo Responsable»: un conjunto de principios, prácticas y políticas basadas en maximizar el potencial del turismo como creador de riqueza, empleo y desarrollo social, y preservador del medioambiente, y minimizar los impactos negativos que toda actividad económica produce, implicando los propios de la hostelería, las infraestructuras turísticas y el transporte. Esperamos que tanto el Gobierno español –a través de la Ley de Economía Sostenible– como los gobiernos de todos los países turísticos, siguiendo la estela de liderazgo de la OMT y el WTTC, sepan compartir este compromiso por la Sostenibilidad, que, como parte de la Excelencia y la Competitividad de las empresas españolas del Siglo XXI, reconoce hoy el Premio Principe Felipe a la Excelencia Turística.
Premio Príncipe Felipe a la Internacionalización:
Premio Príncipe Felipe a la Excelencia Turística:
Premio Príncipe Felipe a la Sociedad de la Información:
Premio Príncipe Felipe a la Eficiencia Energética y a las Energías Renovables:
Premio Príncipe Felipe a la Calidad e Innovación Industrial:
Premio Extraordinario Príncipe Felipe a la Competitividad de la Pequeña y Mediana Empresa (PYME) a la empresa:
Premio Extraordinario Príncipe Felipe a la Competitividad de la Gran Empresa a la empresa:
Premio Extraordinario Príncipe Felipe a la Trayectoria Empresarial a Título Individual a:
Don Juan Roig Alfonso
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