Las pinturas de entre 14.000 y 20.000 años de la cueva prehistórica de Altamira -considerada la 'Capilla Sixtina del arte rupestre' podrán ser visitadas de nuevo, en contra de un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicado en abril.
El Patronato de Altamira ha tomado la decisión por por unanimidad. Un grupo de trabajo, que se reunirá por primera vez el día 11, tendrá como objetivo fijar un régimen de visitas para final de año, "con todos los requisitos y garantías para mantener este bien excepcional". Las pinturas rupestres de la cueva fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1985.
La cuestión está ahora en si es posible calcular cuántas personas pueden entrar sin que afecte a la conservación. "Es muy complicado, porque la casuística a la que uno se tiene que enfrentar es excesivamente dispersa como para dar resultados fiables", afirma el vicepresidente de las áreas científico-técnicas del CSIC, Juanjo Damborenea.
"La gente entra con aire del exterior; en sus zapatos y ropas llevan partículas del exterior, con sus nutrientes; hay vibraciones, respiraciones, que suponen CO2 y vapor de agua... Es muy complicado poderlo cuantificar", indica en conversación telefónica.
Damborenea incide en que la visión del CSIC en este asunto es "puramente científica" y que no entran a valorar si las cuevas deben abrirse al público o no. "El informe dice que si las medidas correctoras continúan las cuevas podrán seguir en su actual estado mucho tiempo. Si no se tienen en cuenta entonces existe el riesgo de que la cueva continúe con su deterioro hasta ser irreversible".
El segundo cierre
La cueva se cerró al público en 1977 y posteriormente fue abierta en 1982, con un régimen restrictivo de visitas vigente hasta el año 2002. Desde entonces permanecía cerrada por razones de investigación, aunque existe una réplica exacta en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, pintada por Pedro Saura y Matilde Muzquiz. Más de 2,5 millones de personas han visitado en estos años la 'neocueva'.
El CSIC alertó en su informe de que "la entrada continuada de visitantes provocaría un nuevo cambio microambiental y nuevos aportes de nutrientes que podrían conducir a una fase de proliferación" de los microorganismos que pueden dañar las pinturas de Altamira.
Esta cueva prehistórica de Santillana del Mar es uno de los ejemplos más relevantes de la producción artística del hombre del paleolítico a nivel mundial.
"La voluntad del Patronato es que, con todos los controles que sean necesarios, haya una accesibilidad, aunque sea mínima, a la cueva", ha subrayado el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, cuya intención es que el primer visitante de la cueva sea el presidente de EEUU, Barak Obama, al que va invitar personalmente. "Ya tengo redactada la carta. Y en inglés", ha dicho.
En este sentido, Damborenea resalta en que "si no se toman las medidas correctoras, [la pintura] dejara de existir" y, a título personal, advierte que a veces estas decisiones suponen "pan para hoy y hambre para mañana" porque puede ser una fuente de turismo agotable. "Tenemos un tesoro. Está fotografiado, cartografiado y existe una réplica similiar... En principio, parece suficiente, uno no tiene por qué ir y tocar", añade.
El Patronato de Altamira ha tomado la decisión por por unanimidad. Un grupo de trabajo, que se reunirá por primera vez el día 11, tendrá como objetivo fijar un régimen de visitas para final de año, "con todos los requisitos y garantías para mantener este bien excepcional". Las pinturas rupestres de la cueva fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1985.
La cuestión está ahora en si es posible calcular cuántas personas pueden entrar sin que afecte a la conservación. "Es muy complicado, porque la casuística a la que uno se tiene que enfrentar es excesivamente dispersa como para dar resultados fiables", afirma el vicepresidente de las áreas científico-técnicas del CSIC, Juanjo Damborenea.
"La gente entra con aire del exterior; en sus zapatos y ropas llevan partículas del exterior, con sus nutrientes; hay vibraciones, respiraciones, que suponen CO2 y vapor de agua... Es muy complicado poderlo cuantificar", indica en conversación telefónica.
Damborenea incide en que la visión del CSIC en este asunto es "puramente científica" y que no entran a valorar si las cuevas deben abrirse al público o no. "El informe dice que si las medidas correctoras continúan las cuevas podrán seguir en su actual estado mucho tiempo. Si no se tienen en cuenta entonces existe el riesgo de que la cueva continúe con su deterioro hasta ser irreversible".
El segundo cierre
La cueva se cerró al público en 1977 y posteriormente fue abierta en 1982, con un régimen restrictivo de visitas vigente hasta el año 2002. Desde entonces permanecía cerrada por razones de investigación, aunque existe una réplica exacta en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, pintada por Pedro Saura y Matilde Muzquiz. Más de 2,5 millones de personas han visitado en estos años la 'neocueva'.
El CSIC alertó en su informe de que "la entrada continuada de visitantes provocaría un nuevo cambio microambiental y nuevos aportes de nutrientes que podrían conducir a una fase de proliferación" de los microorganismos que pueden dañar las pinturas de Altamira.
Esta cueva prehistórica de Santillana del Mar es uno de los ejemplos más relevantes de la producción artística del hombre del paleolítico a nivel mundial.
"La voluntad del Patronato es que, con todos los controles que sean necesarios, haya una accesibilidad, aunque sea mínima, a la cueva", ha subrayado el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, cuya intención es que el primer visitante de la cueva sea el presidente de EEUU, Barak Obama, al que va invitar personalmente. "Ya tengo redactada la carta. Y en inglés", ha dicho.
En este sentido, Damborenea resalta en que "si no se toman las medidas correctoras, [la pintura] dejara de existir" y, a título personal, advierte que a veces estas decisiones suponen "pan para hoy y hambre para mañana" porque puede ser una fuente de turismo agotable. "Tenemos un tesoro. Está fotografiado, cartografiado y existe una réplica similiar... En principio, parece suficiente, uno no tiene por qué ir y tocar", añade.
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