10 jun 2010

La hora del biofuel de «tercera generación»


Repsol y seis socios europeos acaban de poner en marcha un proyecto para producir biocarburante de los hidrocarburos de la Euphorbia lathyris, una planta con unas necesidades bajas en agua y nutrientes.

Primero llegaron los biocarburantes elaborados de la extracción del aceite de soja o de girasol, y del alcohol producido tras la fermentación de los azúcares del maíz o de la remolacha. Después, les siguieron los de segunda generación, aquéllos que se producen de los residuos agrícolas. En estos últimos biocombustibles se incluyen también los producidos a partir de plantas no comestibles, como es el caso de la jatropha curcas, una planta venenosa, o las algas, comestibles, aunque no todas las especies tienen el mismo valor gastronómico ni nutritivo.

Y ahora, de la mano de Repsol y otros seis socios, la llega el turno a la Euphorbia lathyris, una planta de la que aprovechan los extractos hidrocarbonados, no el aceite. De ahí, que en algunos casos se hable ya de biocombustible de tercera generación, aunque para muchos expertos sea un biocarburante de segunda generación.

Esta planta ya se propuso como materia prima alternativa para la fabricación de biocombustibles a finales de los 70. Sin embargo, desde entonces, no se han producido avances significativos para la extracción de los hidrocarburos (fundamentalmente triterpenoides) que acumula la planta en grandes cantidades.

Con el fin de mejorar la producción de los hidrocarburos de la planta y estudiar su potencial real para la fabricación de biocombustibles, Repsol y sus socios europeos han puesto en marcha el proyecto de investigación Eulafuel, que quiere decir «Producción de Energía de Triterpenoides en la Euphorbia lathyris, un potencial cultivo para la producción de biofuels de tercera generación».


Cualidades

«Del género Euphorbia, esta planta es nativa de la zona sur de Europa, norte de África, sureste asiático y China occidental», explica Rubén Miravalles, técnico investigador del Centro de Tecnología Repsol. «Tiene una gran facilidad para crecer en diferentes climas, una baja necesidad de agua (unos 30 o 40 milímetros (l/m2) de agua al año) y nutrientes», destaca el experto. Ventajas que han interesado a la hora de seleccionar la planta y poner en marcha el proyecto, de tres años de duración, y que cuenta con 2,3 millones de euros de presupuesto total entre los siete socios.

Ahora bien, también tiene una notable desventaja. Y es que «de la Euphorbia lathyris tiene sólo un 10 por ciento de presencia de hidrocarburos, poco en comparación con el 40 o el 50 por ciento de aceite del fruto de la palma», reconoce Miravalles. A pesar de ello, tiene una gran virtud: «se pueden extraer los triterpenoides de toda la planta o sólo de los tallos», destaca el experto de Repsol. Lo que permite no tener que dejar de producir biocarburante al dejar la tierra en barbecho, ya que «si tan sólo cortas parte de la planta, el resto sigue creciendo, lo que no sucede con otros cultivos como con el girasol, la colza o la soja», precisa. De modo que, «tiene un importante atractivo productivo, ¿cuánto?, ésa la duda que hay que resolver con este proyecto», añade.

Para analizar la parte agroindustrial de la planta, se llevarán a cabo plantaciones piloto de entre 0,5 y 2 hectáreas extensión en Madrid, Albacete y Valencia, que permitirán producir, según este tamaño, entre 12,5 y 50 toneladas métricas de biomasa seca al año. Porque esta planta produce, de acuerdo a estudios previos, «unas 25 toneladas métricas de biomasa seca por hectárea y año, de las que se podrán producir unos 2.000 litros de hidrocarburos que habrá que procesar y que tendrán un rendimiento del 70 por ciento; es decir, 1.400 litros de biocarburante», explica el técnico investigador.

En el proyecto citado, además de Repsol, participan la Universidad de Barcelona, el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la empresa Synergia, el Instituto francés de Biología Molecular de Plantas del CNRS y la Universidad de Estrasburgo y el Instituto Leibniz de Genética de Plantas e Investigación de Plantas de Cultivos, de Alemania.





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