7 jun 2010

Tres investigadores del dolor, premio Príncipe de Asturias


Esta vez a la segunda fue la vencida. Los estadounidenses David Julius y Linda Watkins y el israelí Baruch Minke, tres referentes internacionales en el campo de la Neurobiología, se alzaron ayer con el Premio Premio Príncipe de Asturias de Investigación 2010. La candidatura conjunta de los tres bioquímicos ya había optado en la edición del año pasado a este mismo galardón por las aportaciones que cada uno de ellos han realizado en la comprensión del dolor y otras sensaciones como el frío o el calor. Sus trabajos investigan los receptores, canales y mecanismos moleculares que regulan esta sensación. Pero, sobre todo, abren una puerta esperanzadora al desarrollo de una nueva generación de medicamentos más eficaces para combatir el dolor cuando se convierte en un problema crónico, uno de los retos de la medicina.


David Julius trabaja en el departamento de Farmacología Celular y Molecular de la Universidad de California en San Francisco; Linda Watkins, profesora de Psicología de la Universidad de Colorado, se ha centrado en investigar el dolor patológico; y Baruch Minke, investiga la percepción sensorial en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Tanto Minke como Julius han figurado en las últimas quinielas de científicos que aspiran al Nobel de Medicina por sus aportaciones en este campo.


La candidatura había sido propuesta por el neurobiólogo mexicano Ricardo Miledi, que obtuvo el galardón en 1999, y recibió el apoyo de seis investigadores de los ámbitos de la Fisología, la Medicina y la Química distinguidos con el Premio Nobel.


Sin nombre español
El jurado ha elegido a los premiados por unanimidad, aunque se ha visto obligado a dejar fuera dos candidaturas muy sólidas: la del genetista estadounidense Fred H. Gage y la del experto español en nutrigenómica, José María Ordovás. Al final, el Príncipe de Investigación 2010 no ha podido tener nombre español. Ordovás, director del laboratorio de Nutrición y Genómica de la Universidad de Tufts, es discípulo del profesor Grande Covián y uno de los mayores expertos en la nutrigenómica, la ciencia que nos permitirá hacer recomendaciones nutricionales personalizadas.


El premio, dotado con 50.000 euros, es el cuarto que se falla en esta trigésima edición de los Príncipe de Asturias tras los de Artes (Richard Serra), Ciencias Sociales (Equipo arqueológico de los Guerreros y Caballos de Terracota de Xian) y Comunicación y Humanidades (Alain Touraine y Zygmunt Bauman



Perfiles de los premiados (cortesía de Efe):


DAVID JULIUS
David Julius (bioquímico) nació en 1955 en Brighton Beach (Brooklyn, EE. UU. ). En 1977 se graduó en Ciencias de la Vida en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y en 1984 se doctoró en Bioquímica en la Universidad de California-Berkeley. Es profesor y director del Departamento de Fisiología de la Universidad de California-San Francisco. Considerado el pionero en el análisis molecular de los nociceptores, Julius respalda la hipótesis de que la nocicepción es una modalidad sensorial específica e individual. Sus investigaciones han proporcionado pruebas de la existencia del nociceptor como un subtipo de neurona sensorial, que responde a un amplio espectro de estímulos físicos o químicos de intensidad suficiente para causar dolor.


Ha identificado el canal TRPV1 como el receptor de la capsaicina que participa en la respuesta a la temperatura así como a la lesión tisular y a la inflamación, un hallazgo importante para el tratamiento del dolor crónico, los síndromes inflamatorios neurógenos y los asociados a la artritis, el cáncer o el asma. Asimismo, su trabajo ha permitido conocer y comprender la alodinia, el dolor en respuesta a señales normalmente inocuas, y la hiperalgesia, la reacción excesiva a señales típicamente dolorosas.



BARUCH MINKE
Baruch Minke (bioquímico y genetista) nació en Tel Aviv (Israel). Licenciado en Psicología y Bioquímica por la Universidad Hebrea de Jerusalén, en 1973 se doctoró en Biofísica en dicha Universidad y completó su formación posdoctoral en Genética y Electrofisiología del Sistema Visual en la Purdue University (Indiana, EE. UU. ). Desde 1987 es profesor y director del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Hebrea de Jerusalén y miembro de los comités ejecutivo y directivo de dicha Universidad.


Además, es director del Centro Wilhelm Kþhne Minerva para el Estudio de la Transducción Visual, de la Sociedad Max-Planck, y asesor del Comité Israelí para la Educación Superior. Baruch Minke ha sido el primero en identificar una nueva clase de canales iónicos, denominados TRP, fruto de sus investigaciones sobre la fototransducción y la visión en la Drosophila melanogaster, la mosca de la fruta. Asimismo, analizó las propiedades biofísicas y bioquímicas de los canales TRP en el ojo de la Drosophila e identificó la fosfolipasa C y el canal TRP como una ruta de señalización común en numerosos sistemas sensoriales, incluyendo los nociceptores, sentando así las bases para la investigación de las moléculas que explican las propiedades especializadas al dolor de estas neuronas.


Los canales TRP, componentes fundamentales de los sensores biológicos, están implicados en la percepción del dolor, la termosensación, la mecanosensación, la fotorrecepción, la percepción de feromonas, la percepción del gusto, la percepción de componentes acres, la homeostasis de Ca2+ y Mg2, la regulación del tono del músculo liso y de la tensión arterial, la función lisosómica, la regulación cardiovascular y el control del crecimiento y de la proliferación celular.



LINDA WATKINS
Linda Watkins (bioquímica y fisióloga) nació en 1954 en Norfolk (Virginia, EE. UU. ). En 1976 se graduó en Biología y Psicología en la Universidad Estatal de Virginia y se doctoró en Fisiología en 1980 en el Colegio Médico de Virginia (EE. UU. ). Es profesora del Departamento de Psicología y del Centro de Neurociencia de la Universidad de Colorado-Boulder (EE. UU. ), institución a la que se incorporó en 1988.


Ha ejercido su labor investigadora en la Universidad de California-Davis y en el Colegio Médico de Virginia. Linda Watkins descubrió un nuevo agente del dolor, las células nerviosas no neuronales denominadas células gliales, claves en los estados de dolor patológico y en los que se producen después de una lesión nerviosa. Sus investigaciones han sido fundamentales en el estudio de las causas por las que algunos tratamientos analgésicos actuales, actuando exclusivamente sobre la neuronas, no consiguen atenuar con éxito el dolor.


Asimismo, sus trabajos han determinado cómo todas las clases de analgésicos opioides activan las células gliales haciendo que liberen sustancias neuroestimulantes, que suprimen los efectos calmantes de este tipo de fármacos y desarrollen la tolerancia a los mismos, la dependencia e incluso la depresión respiratoria. Linda Watkins ha descubierto que estos efectos no se producen a través de los receptores opioides clásicos sino a través de un receptor distinto, denominado TLR4, que resulta clave en la activación glial, lo que constituye una nueva diana farmacológica.



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