17 jun 2010

¿Dónde empieza exactamente el espacio exterior?


Ante la pregunta de dónde empieza exactamente el espacio, lo cierto es que sólo hay un país en el mundo que lo haya declarado. Ocurrió en 2002. Fue entonces cuando Australia adoptó los 100 km de altitud como referencia del punto de inicio del espacio.

Y es que más de 40 años después de que empezaran a explorar el espacio los primeros astronautas, sigue sin existir una definición reconocida internacionalmente de dónde estuvieron. Se suele considerar espacio exterior al territorio que queda fuera de la atmósfera terrestre, pero el límite superior de la atmósfera es tan difuso que se han tenido que definir límites de manera más o menos arbitraria.

La NASA hace tiempo que tiene la tradición de conceder las alas de astronauta a aquellos individuos que consiguen llegar a una altura de 50 millas de altura (80,47 km), que certifican que han estado en el espacio.



Durante los años 1970, ocho pilotos de prueba de aviones cohete X-15 se unieron a los astronautas de los programas Mercurio, Géminis y Apolo que habían obtenido este galardón; el piloto Joe Walker alcanzó una altura de más de 100 km en dos vuelos que realizó en 1963.

La mayoría de los expertos concuerdan que un vuelo a semejante altitud ya puede considerarse un viaje espacial en toda regla. La línea de Kármán, nombrada así en honor a Theodore von Kármán, se sitúa a 100 kilómetros sobre nuestras cabezas (bueno, sobre el nivel del mar), y es la altura aceptada por la Federación Aeronáutica Internacional (FAI) para definir el límite del espacio.

A los 100 kilómetros se sitúa el límite en el que la atmósfera se convierte lo suficientemente fina como para no poder proporcionar una fuerza sustentadora que lo mantenga. La distancia calculada no fueron exactamente 100 kilómetros, pero como estaba muy próximo, von Kármán propuso aceptar esta cifra como límite.

Sin embargo, recientemente quizá se haya conseguido trazar una frontera aún más concreta gracias al instrumento denominado Supra-Ion de imágenes térmicas, que fue llevado por el cohete JOULE II el 19 de enero del 2007. Viajó a una altitud de unos 200 kilómetros sobre el nivel del mar y la recolectó datos durante los cinco minutos que se desplazó a través del “borde del espacio”.

La información recibida del instrumento diseñado en la Universidad de Calgary constató la frontera entre la atmósfera de la Tierra y el espacio ultraterrestre: empieza 118 km por encima de la superficie de la Tierra.




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