Negar que las tablets se han impuesto como gadget predilecto en el mercado de la computación personal es cerrar los ojos ante una gran evidencia. Donde antes era netbook para arriba, y smartphone para abajo, ahora es iPad esto, y Galaxy tab lo otro. La tablet se ha convertido en muy poco tiempo en sustituto de muchos artilugios y objetos de la vida diaria, como el periódico, el cajero automático para revisar nuestro saldo, el PC, o incluso el teléfono móvil.
Pero ¿Qué valor tienen estos dispositivos para el sistema educativo? Países como Estados Unidos llevan muchos años llenando las aulas de equipos informáticos. Ordenadores de sobremesa, laptops, netbooks y tablet PCs se han ido sustituyendo unos a otros con el fin de ofrecer a cada alumno un equipo personal con el que trabajar en el colegio.
En España la iniciativa, en lugar del gobierno central, la han tenido las instituciones regionales, por lo que el proceso de informatización de las escuelas está siendo lento, fragmentado, y por el momento, escaso. Aunque ya hay ordenadores portátiles en las aulas de muchos centros educativos públicos de la nación, todavía nos queda un largo camino por andar para que la adaptación del país llegue al nivel de los EEUU, debido, en parte a la descoordinación en los programas de cooperación territorial, la cantidad de propuestas y proyectos que se exponen y luego son archivadas, y, en general, el desacuerdo entre los distintos organismos.
¿Por qué las tablets?
De cualquier modo, la implantación de sistemas informáticos en todas las aulas es cuestión de tiempo, y es en cierta medida bueno que se haya demorado de esta forma: La tecnología es cada vez mejor y más barata, y existe mayor implicación por parte de los fabricantes. Gracias a los programas de modernizació del sistema educativo los ordenadores llegarán a las aulas, pero ¿De qué modo? Estoy seguro de que al respecto existen teorías mil, formuladas por pedagogos, psicólogos y políticos afín sobre la viabilidad de incorporar estos dispositivos en las aulas, y cómo afectarían al rendimiento escolar, y como todo en esta vida, tiene sus pros y sus contras.
Es bueno para tí, ¿es bueno para el mundo?
Hoy en día los niños tienen que cargar con mochilas de hasta 10 Kilos día a día desde casa al colegio, ya que muchos colegios carecen de taquillas, esos cómodos receptáculos a los que nos tienen acostumbrados las series y películas americanas, en los que los estudiantes pueden guardar sus libros y enseres durante el curso. Portar estas mega mochilas repercute directamente en la espalda de los chiquillos, causando dolores impropios de niños y adolescentes y provocando incluso problemas en el desarrollo óseo y muscular.
Las características de las tablets las convierten en el compañero ideal del alumno, por ser ligeras y compactas. Así mismo los pesados libros de texto deben ser sustituidos por e-books, que pueden ser leidos cómodamente desde el dispositivo, sin sufrir la terrible degradación a la que son sometidos durante todo el año (Además de evitar los ‘graffitis’ con los que los pequeños gamberros decoran los márgenes de las páginas)
En la misma linea, hay que destacar la labor medioambiental que se realizaría de esta forma. Aunque durante la fabricación de la mayoría de tablets aumenta las emisiones de CO2, cada vez son más habituales los materiales ecológicos y los procesos de fabricación “verdes”, y a pesar de que suena contradictorio, a mayor uso de estos aparatos electrónicos, menor huella ecológica gracias a la reducción en el uso de papel en libros y cuadernos.
Aprendizaje, comunicación e interactividad
Hay que reconocerlo: Los ordenadores e internet han cambiado el mundo. Los que ya estamos en nuestros treinta hemos visto crecer la industria a una velocidad vertiginosa, y nos hemos visto obligados a aprender sobre la marcha, ya que el sistema educativo no estaba en absoluto preparado para enseñarnos todo lo que se estaba cocinando. En pleno siglo XXI es ya una obligación que las escuelas ayuden a los jóvenes a entender y manejar los nuevos sistemas de la información. Con un tablet para cada alumno y conexión inalámbrica en las clases, se potencia el uso de internet de un modo constructivo, siempre bajo la tutela del profesor, y permite que el trato alumno - tutor se extienda más allá del “buenos días, haga usted este ejercicio, tire el chicle y no hable en clase”.
Gracias a los sistemas operativos presentes en el mercado, las interfaces visuales y las pantallas táctiles, la interacción con los tablets es tan sencilla que desde el benjamín de la casa hasta la abuelita serían capaces de hacerse con el total control del artilugio en tan solo un par de sesiones, logrando que la curva de aprendizaje y el consiguiente periodo de adaptación del alumnado y profesorado a las nuevas tecnologías resulten mínimos.
Pero también hay pegas…
Todos los factores cuentan a la hora de elegir una plataforma a implantar en el sistema. iPad, Motorola Xoom… son dispositivos muy caros como para plantearlos como una opción seria en este momento. Pese a que empresas como Apple cuentan con precios exclusivos para estudiantes, estos son ínfimos para ser considerados, y ni los gobiernos ni los fabricantes parecen muy ansiosos por negociar un contrato de distribución beneficioso.
La fragilidad de las tablets también es una circunstancia negativa, aunque solucionable. Por muy cuidadoso que sea el alumno, los accidentes ocurren, y las tablets resultan propensas a la avería fatal. Protectores, fundas y carcasas ayudarían en este aspecto, y es algo que también surge en laptops y tablet-PCs.
Sin embargo, el principio primordial para que la plataforma se implemente en los colegios, es la normalización. Hay que elegir un sistema operativo en común, con la misma interfaz, para que la adaptación sea lo menos traumática posible y se maximice la compatibilidad. De la misma manera, hay que crear toda una infraestructura de software orientado a profesorado y cuerpo estudiantil, con el objetivo de agilizar las tareas de ambas partes, y esto significa una gran inversión en equipos de investigación y desarrollo.
El futuro es…
Bajo mi punto de vista, en el caso que nos ocupa las ventajas superan con creces a los inconvenientes, y sin duda en un futuro no muy lejano, aunque suene a cliché, en lugar de levantar la mano, los chicos utilizarán eBuddy o Skype para comunicarle al profesor que ya han terminado el examen de matemáticas.
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