Nació en un agreste pueblo de Burgos donde aúlla el lobo y sobrevuela el águila. «Pasaban las bandadas de los rapidísimos y oscuros pájaros lamiendo las paredes de yeso con las vigas al aire de las casas de Poza de la Sal», recordaba. Fueron los vencejos su sonajero. Troquelaron su alma, destinada a difundir a los cuatro vientos el mensaje de la existencia. Un código, el gritado por aquella algarabía, grabado en piedras, en leyendas, en el paisaje estepario, en el firmamento. Legible en las abruptas umbrías y en las barrancas por las que el páramo de Masa se despeña en la plácida llanura de la Bureba que desde él se contempla. Allí estaban, escritas para el que supiera leerlas, las claves de la vida, los pactos del hombre con su supervivencia.
Hasta septiembre de 1935, con siete años y medio, no pisó la escuela. Al acabar el primer curso, estalló la Guerra Civil. Los hombres, incluido el maestro, marcharon al frente. Los niños se adueñaron de eras, vallejos y solanas. Vivió una infancia libre y montaraz que le hizo esquivar la domesticación que intentaron después los frailes en el internado de Vitoria, los estudios de Medicina, la mili o el trabajo de dentista en una clínica de Madrid. Todo lo dejó por la libertad de las alas de los halcones con los que practicaba la cetrería.
Su voz, la pasión con la que hablaba del sentido cósmico de la vida, de la noción de pertenencia a un todo, hizo volver la cabeza a miles de espectadores el día que fue entrevistado por primera vez en la pequeña pantalla, a finales de 1964. El público, impactado, reclamó su presencia en TVE y así inició la carrera de divulgador de la naturaleza más fulgurante de todos los tiempos. Sus programas 'Fauna' en 1968; 'Planeta Azul' en 1970; 'El Hombre y la Tierra' en 1973, le hicieron el hombre más popular y querido de España.
Sus artículos en revistas, su programa semanal en Radio Nacional de España, sus enciclopedias por fascículos semanales, sus conferencias por toda España, eran seguidos apasionadamente por millones de personas. Conectaba con la vida, y con la inquietud de saber quiénes somos y a dónde vamos, transmitiendo siempre un mensaje transcendente e inolvidable.
El 14 de marzo de 1980, el mismo día que cumplía 52 años, un accidente segó su vida mientras rodaba con su equipo uno de sus documentales al precipitarse la avioneta desde la que filmaban una carrera de trineos en Alaska. Hoy, 30 años después, España le sigue llorando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario