Llegarán a España antes de tres semanas y prometen hacer frente a la industria cinematográfica. Son los televisores 3D y ya están listos para venderse. Si las productoras de cine confiaban en la exclusividad de esta tecnología para atraer al público de nuevo a sus salas, ahora ésta tampoco podrá salvarlas.
Nació en 1920 con poco éxito y resurgió de sus cenizas en los años cincuenta para ayudar al cine a hacer frente a la televisión. Hoy, medio siglo después, se ha pasado al otro bando. Su ejército mejor formado se ha unido a los televisores para invadir los hogares. Se hace llamar tecnología 3D activa y está próximo su desembarco. Instituciones e investigadores se han unido a sus filas, pero son las grandes marcas de electrónica sus mejores aliados. Ya tienen listos sus prototipos y en pocas semanas comenzarán a lanzarlos.
Ojos que no ven
Su funcionamiento no constituye ningún secreto pero han sido necesarios años para lograrlo. La clave de la tecnología 3D reside en engañar al cerebro. Cuando uno mira un objeto, cada ojo envía a este órgano una señal ligeramente distinta y así se forma la sensación de profundidad, de imagen tridimensional. De igual modo, para recrear esa sensación con un televisor 3D éste debe enviar a cada ojo un fotograma diferente. O, lo que es lo mismo, una duplicación de cada fotograma de los que se muestran en una película normal en dos dimensiones. Para ello, estos televisores cuentan con algo que no tiene el resto: un procesador interno (o chip) que se dedica exclusivamente a crear esas copias, que no son del todo iguales. Como resultado, la pantalla de televisión –ya sea de plasma, LED o LCD– deberá funcionar al doble de velocidad para emitir el doble de imágenes.
Pero con esto no es suficiente: para que el engaño sea efectivo hay que impedir que el fotograma y su duplicado lleguen a ambos ojos, y son las gafas las que se encargan de controlar las imágenes proyectadas. Las lentes están sincronizadas con el televisor a través de infrarrojos y con una pequeña batería hacen funcionar un sistema electrónico que las permite abrirse y cerrarse rápidamente «para taparte un ojo u otro», según asegura Antonio Rull, ingeniero y responsable de comunicación de Samsung. De ahí que este sistema, que es el que utilizan también marcas como Panasonic o Sony, se denomine «estereoscópico activo», ya que, al contrario que en el cine, en este caso las gafas son activas.
Si bien la televisión en tres dimensiones sigue el mismo principio que el cine en cuanto a mostrar a un ojo y a otro distintas imágenes, el proceso de hacerlo es, según Rull, «totalmente distinto». En las salas de proyección, el sistema no se basa en fotogramas duplicados sino que hay uno solo que se divide en dos partes. Esto significa que el espectador sólo apreciará el efecto si mira de frente, mientras que con una televisión 3D se puede ver adecuadamente hasta en un ángulo de 180 grados.
Además, no se usan gafas activas, sino que se continúa empleando el modelo polarizado ya que tener 300 o 500 gafas activas sincronizadas por infrarrojos sería, a juicio de Rull, «un caos absoluto», además de muy caro. Su funcionamiento es mucho más simple: no constan de ninguna batería o sistema electrónico sino que son sus cristales los que impiden pasar la luz para que cada ojo no vea la imagen que corresponde al otro. «En definitiva, el del cine es un sistema técnicamente peor, pero se lo pueden permitir porque trabajan en la oscuridad, las pantallas tienen una mayor resolución y la gente está muy centrada delante de la pantalla, y así no se nota tanto», explica el ingeniero de Samsung.
Los televisores 3D ya están listos y saldrán en poco tiempo al mercado. Los de Samsung lo harán antes de que acabe marzo y los de Panasonic en mayo. Otros, como los de Sony, se esperan para el verano. Sin embargo, lo que falta ahora son contenidos, ya que todo que se emite en la «tele» se hace en dos dimensiones, ya sea en directo o grabado. «De momento hay poca oferta pero pronto sacarán en DVD algunas películas en 3D recientes y esperamos que con la salida de Avatar en disco esto de un tirón importante», reconoce Rull. No obstante, a Samsung esto no es lo que más le preocupa, pues dicen ser los únicos «de momento» cuyo televisor cuenta con conversor de imágenes en 2D a 3D. Con él, los espectadores podrán ver una recreación en 3D de cualquier contenido de que se emita o de cualquier vídeo.
Primeras pruebas
Por otra parte, algunas operadoras como Canal+ van a empezar emisiones regulares a partir del verano en 3D y se prevé que también se retransmitan con esta tecnología eventos deportivos como el mundial de fútbol, según asegura Rull. De hecho, en Inglaterra el canal Sky ya está emitiendo fútbol 3D de forma regular, mientras que en España un consorcio integrado por la Universidad de Zaragoza, Telefónica I+D, Telefónica Servicios Audiovisuales, ITP Producciones Audiovisuales, Hispasat y Kinépolis consiguió retransmitir un partido de fútbol en directo el pasado 28 de febrero. Y es que este proceso no es precisamente sencillo. Para lograrlo es necesario usar cámaras estereoscópicas que toman su imagen desde dos puntos de vista, o varias cámaras que graban simultáneamente para tener esas dos visiones de una misma imagen. Después, hay que mezclarlas para generar la sensación tridimensional.Todo ello requiere de la máxima precisión, ya que ambas imágenes tienen que procesarse en absoluta sincronía. «El más mínimo error o una infinitesimal inclinación de la cámara se hace visible en la pantalla y puede incluso provocar náuseas», explica Stephan Gick, líder de grupo de sistemas de cámaras digitales en el Instituto Fraunhofer de Circuitos Integrados de Berlín (Alemania). Para evitar este tipo de problemas, el consorcio español ha fabricado todos los bastidores (los dispositivos donde se colocan las cámaras para que estén sincronizadas) además de un microchip para que estén perfectamente calibradas las dos imágenes. Gracias a ello han conseguido llevar a cabo el objetivo de su proyecto –integrado en el plan Avanza del Ministerio de Industria Turismo y Comercio– que no es otro que demostrar que se puede filmar en 3D en tiempo real. Algo en lo que llevan trabajando prácticamente desde 2003, «cuando nadie en España apostaba por ello», asegura Carlos Valero, uno de los investigadores de la Universidad de Zaragoza implicados en el proyecto.
Necesidades
Sin embargo, pese a todos estos avances, la televisión en tres dimensiones todavía plantea nuevos retos. Por ejemplo, optimizar el proceso de grabación y post producción y reducir el tiempo que todo ello requiere, además de eliminar la necesidad de usar las incómodas gafas o reducir los costes de producción. Entre otras cosas, porque de momento las grandes marcas sólo desarrollan tecnología 3D en televisiones de 40 o más pulgadas que ya de por sí son poco asequibles. Si una de ellas, de la marca Samsung, puede costar 1299 euros, la misma con tecnología 3D saldrá por 1799. 500 euros más que tendrán que convencer al usuario. Y es que, aunque los televisores hayan conquistado ya la tercera dimensión, para invadir también los hogares tendrán que sortear primero todos estos obstáculos.
No sin mis gafas
El uso indispensable de gafas es uno de los mayores inconvenientes de la tecnología 3D. Es por ello uno de los mayores retos que esta plantea pero los fabricantes no le ven salida hasta al menos dentro de 5 o 10 años. Si en Panasonic reconocen que «se está investigando», desde Samsung aseguran que sus televisiones «siempre se van a ver con gafas».
El motivo es que los costes de producción son muy elevados, pues sería necesario grabar las imágenes no solo desde dos ángulos distintos sino desde una docena de ellos o más.
Actualmente la marca Philips cuenta con un televisor «autoestereoscópicos» que simula imágenes tridimensionales sin gafas, pero según Carlos Valero, el efecto «no es tan real ni tan continuo y no está plenamente desarrollado». De ahí que la firma esté planeando retirarlo
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