Cuatro profesores de la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas Navales de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) estudian las ventajas de que los barcos aprovechen parte de la energía eólica obtenida por sus velas para generar energía eléctrica. Trabajan a contrarreloj, dada la competencia existente en la investigación de esta materia, y esperan tener un primer prototipo operativo en dos años.
El coche no es, al parecer, el único vehículo eléctrico. Los profesores de la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas Navales Mikel Lejarza, Jose Ignacio Uriarte, Miguel Ángel Gómez Solaetxe y Juan Luis Larrabe conforman un grupo de investigación que trabaja en un proyecto innovador: fabricar un barco que realice las maniobras de puerto (tales como el atraque o el desatraque) mediante energía eléctrica obtenida en la fase de navegación a vela, lo que reduciría la utilización de combustible y la emisión de residuos y ruido.
Según Juan Luis Larrabe, se trata de que los barcos aprovechen la energía del viento para generar electricidad: “Se recoge la energía eólica a través de las velas, y la hélice hace de turbina. La misma hélice arrastra una máquina eléctrica que trabaja como generador: carga unas baterías eléctricas, de forma que cuando tengas que propulsar el barco y no tengas viento, puedas usar la energía almacenada, evitando arrancar el motor de combustión interna”.
Se trataría de un modelo híbrido, y no exclusivamente eléctrico, porque éste tendría un rango de operación menor, además de que el gran volumen de baterías que requeriría hoy en día lo hace poco viable. “Tienes que llevar motores tradicionales a bordo, pero se trata de arrancarlos lo menos posible”, explica Larrabe.
El velero Saltillo como barco de pruebas
Todo el prototipo va a estar basado en el barco Saltillo, de la propia UPV/EHU, con base en el puerto de Santurtzi y con unos 24 metros de eslora y 80 toneladas de desplazamiento. La primera etapa del proyecto comenzó en el 2008, con una financiación proveniente del programa Saiotek, de SPRI.
En esta primera fase, los investigadores han realizado gran parte del trabajo teórico que requiere el proyecto. Señala Larrabe que se han dedicado a “caracterizar el barco desde un punto de vista matemático, y a hacer un diseño preliminar”. Han calculado cómo deberían ser los diferentes elementos que tomen parte en la hibridación del barco, como el casco, la hélice, la interacción casco-hélice, la maquinaria eléctrica/electrónica o el motor de combustión interna.
A continuación, han juntado todos estos datos para “hacer simulaciones con diferentes estrategias de hibridación y ver cuál de todas ellas puede ser la más eficiente, desde el punto de vista teórico, para esta embarcación”. También han diseñado una derrota (un recorrido de navegación) que parte desde el puerto y que utilizarán en fases próximas y más prácticas del proyecto.
En busca de financiación
El grupo tiene previsto empezar pronto con la segunda fase, en la que se validaría en la práctica el trabajo de diseño y elección realizado en el plano teórico. Deberán, en primer lugar, hacer una auditoría energética, es decir, observar las emisiones y el consumo de combustible de Saltillo con su propulsión diesel mecánica actual, estudiándolo en la derrota y con un perfil de operación normalizado. Así, podrán comparar dichos datos con los que obtengan en el futuro, y en ese mismo escenario, con los modelos híbridos de diseño matemático.
Para esta segunda fase de simulación, el grupo va a necesitar la ayuda de los estudiantes de la escuela, además de financiación, tanto para que esta fase como la tercera, en la que se remataría el prototipo, sean posibles. El equipo busca la colaboración de empresas auxiliares del sector naval vasco, un sector para el que el proyecto es muy interesante ya que, como recuerda Larrabe, éste podría ser “un posible nuevo modelo de negocio para un sector que está bastante mal”.
Más seguro
El barco híbrido propuesto por este grupo tendría diversas ventajas, si el proyecto, finalmente, echa a andar. Además de los evidentes beneficios ecológicos y económicos (ahorro de combustible), hay que tener en cuenta los relacionados con la seguridad. En este apartado, cabe destacar que el efecto de las maniobras es más fiable, debido a la existencia de varias fuentes de energía disponibles. Según Larrabe, “ahora vamos a tener energía almacenada de diferentes formas: en las baterías, pero también como se ha hecho tradicionalmente, con el combustible fósil. Así, ganamos en seguridad”.
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