Encontrar nuevas especies animales supone una gran satisfacción para los científicos, especialmente cuando una de ellas salta de forma espontánea a su campamento. Un equipo internacional de investigadores acampaba en las montañas Foja de Indonesia cuando uno de ellos, el herpetólogo Pablo Oliver, se sintió observado. Una rana le espiaba sentada en una bolsa de arroz. Poco después, el científico comprobó que no se trataba de un batracio cualquiera, sino de un desconocido especimen de nariz larga y retráctil. La han bautizado Pinocho, en honor al personaje de dibujos animados de Walt Disney. Cuando la rana llama a sus congéneres, apunta la nariz hacia arriba. Cuando el animal está menos activo, el apéndice se desinfla.
Un lagarto de ojos amarillos
No es la única nueva criatura que estos científicos han conseguido observar. Además de la rana, el equipo formado por ecologistas del grupo Conservation Internacional (CI ) con el apoyo de la National Geographic Society y la Smithsonian Institution, ha encontrado otros animales jamás vistos. Entre ellos, un nuevo lagarto gecko de dedos doblados y ojos amarillos similar a una gárgola, una paloma imperial de tres tonos, un wallaby pequeño (de la familia de los canguros) adaptado a la vida en el bosque, una rata lanuda gigante, el canguro más pequeño del mundo y una docena de nuevos insectos. También destaca un nuevo murciélago que se alimenta del néctar de las flores y una mariposa de color blanco y negro.
Las montañas de Foja se encuentran en el lado occidental de la isla de Nueva Guinea, una parte de Indonesia de 300.000 hectáreas de selva tropical que ha recibido pocas visitas científicas a lo largo de los años. Los conservacionistas no dudan en calificar la expedición de «extremadamente difícil», por el ambiente húmedo y las lluvias torrenciales que tuvieron que soportar mientras seguían la pista de los animales desde la falda montaña de Kwerba hasta su pico, a 2.200 metros de altitud, pero aseguran que el descubrimiento supone una buena noticia en un mundo en el que, por desgracia, los animales y las plantas están en vías de desaparición a un ritmo nunca visto en millones de años.
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