26 jul 2011

El CSIC lidera el estudio de una de las zonas más sensibles del Ártico


Un equipo internacional de investigadores liderados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) pasará dos semanas del verano boreal en el mar. Sin embargo, en su caso, no se trata de un mar cálido para la época estival, sino de otro que sólo es navegable unos cuatro meses al año a causa de sus bajas temperaturas. Se trata del mar de Chukchi, donde comienza el océano Ártico al norte del estrecho de Bering, entre EEUU y Rusia. El objetivo principal del viaje es el estudio del hielo marino.

El proyecto recibe el nombre de SATICE que proviene de su título en inglés: Artic Ocean Sea-ice and Ocean Circulation Changes Using Satellite Methods, y que se traduce como Cambios en hielo marino y la circulación oceánica del Ártico a través de métodos de satelitales. El investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Espacio y de la Unidad de Tecnología Marina Pedro Elosegui será el responsable de la investigación y liderará el trabajo de un equipo internacional de científicos.


La expedición arranca el próximo 28 de julio, cuando los investigadores embarquen en Araon, el rompehielos surcoreano encargado de trasladarles desde la ciudad de Nome en Alaska (EEUU) hasta la estación ártica. Una vez allí, comenzará el crucero científico por el mar de Chukchi, que se desarrollará entre el 2 y el 15 de agosto.

“Esta región del Ártico sufre una pérdida catastrófica de volumen de hielo marino”, asegura Elosegui. Según cuenta el investigador del CSIC, esta masa de agua solía estar cubierta de hielo de forma permanente durante el verano boreal, pero en la actualidad sólo lo alberga de forma parcial. Se trata, por tanto, de una zona de transición entre el hielo marino y el mar abierto que, actualmente, “centra las investigaciones de varios programas internacionales”, añade.

La observación del comportamiento del mar de Chukchi es clave para “comprender el proceso de pérdida de hielo marino en el Ártico y predecir su evolución en otras zonas de este océano en el futuro”, afirma Elosegui. Para ello, Araon irá equipado con diversas tecnologías que combinarán las observaciones espaciales con las oceanográficas, meteorológicas y criosféricas tomadas sobre el hielo marino.

Entre los objetivos específicos de esta fase de la investigación destacan la determinación del impacto de las mareas oceánicas, las olas y las tormentas atmosféricas sobre la perdida de hielo marino. También, la medición de la variación de volumen en función su extensión y su influencia sobre el efecto albedo.

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Las observaciones del proyecto SATICE serán posibles gracias a instrumentación de última generación. El dispositivo principal compone una red de boyas GPS polares cuyo diseño ha sido liderado por el CSIC. Cada boya recopilará datos de forma continua mientras navega a la deriva sobre el mar helado. Los datos serán recibidos en tiempo real, mediante comunicación por satélite, en un ordenador del CSIC.

Araon, cuyo nombre procede de la suma de los dos términos coreanos que la componen (ara significa mar y on significa todo), también portará un prototipo de radar-altímetro-GPS, para tratar de determinar el grosor del hielo y el nivel del mar desde un rompehielos. La expedición aprovechará para probar la validez de este dispositivo, también desarrollado por el CSIC. Elosegui opina: “Si logramos obtener estas medidas con una precisión del orden de un centímetro podremos cartografiar el estado del hielo marino mediante observaciones in situ con una flotilla internacional de rompehielos y complementar así las medidas tomadas desde el espacio”.

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