El hallazgo del esqueleto de un fósil de terópodo, de hace 150 millones de años, en China, ha dado un vuelco a lo que hasta ahora se ha sabido sobre las primeras aves que volaron sobre la Tierra, e incluso a la propia definición de lo que es o no un ave.
El fósil ha sido bautizado como 'Xiaotingia zhengi' y es un pariente del género de los 'Arqueoptérix', que desde hace 150 años se consideraba el ave más primitiva. Desde entonces, cuando aún vivía Charles Darwin y se consideró el eslabón perdido que las relacionaba con los reptiles, se han encontrado hasta 10 ejemplares en Alemania, cuyas características acabaron considerándose el paradigma de las primeras aves del planeta.
Pero este papel estelar de los 'Arqueoptérix' ha tocado a su fin con el 'X. zhengi', un terópodo de menos de un kilo de peso que vivió en el Jurásico en la región donde se encuentra la Formación Tiaojishan, una mina de fósiles de la provincia de Liaoning.
Sus descubridores -Xing Xu, Hailu You y Fenglu Han- publican en 'Nature' esta semana que su terópodo no es un ave, pero tiene unas alas tan robustas y emplumadas como las que hasta ahora sólo se atribuían a las aves. Sin embargo es un Deinonicosaurio, un pequeño y feroz dinosaurio, como aseguran que también serían los 'Arqueoptérix', con los que comparten esta característica. Es decir, ninguno de dos los estaría en la filogenia de las aves y pasarían a formar parte del extenso grupo de dinosaurios con plumas.
Para el catedrático de Paleontología José Luis Sanz se trata de una hipótesis "muy interesante", puesto que acaba con la convención científica de lo que se considera un ave y lo que no, si bien apunta que en los últimos años se están descubriendo un gran número de dinosaurios emplumados en China de los que aún no se ha hecho un estudio exhaustivo. "Cada vez tenemos más animales con caracteres más similares y es más difícil establecer definiciones", explica el investigador, director del yacimiento de Las Hoyas (Cuenca).
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