27 jul 2011

Un extraño vulcanismo en la cara oculta de la Luna


El análisis de imágenes captadas por el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) de la NASA ha permitido descubrir un nuevo 'punto caliente' en la cara más alejada de la Luna. Se trata de una 'provincia' volcánica creada por una corriente ascendente del magma silícico que da nuevas pistas sobre la historia del satélite terrestre, según explican los investigadores implicados en 'Science Daily'.

En este 'punto caliente' hay una concentración de torio radiactivo que está entre dos antiguos y grandes cráteres, bautizados como Compton y Belkovich, que fue detectada por un espectómetro de rayos gamma en 1998. Esta 'anomalía', como se la denominó entonces, se ve como un 'ojo de buey' cuando los datos del espectómetro se colocan sobre un mapa, con la mayor densidad de torio en su centro.


Las últimas observaciones con las cámaras del LRO, han permitido a los científicos distinguir características volcánicas en el centro de ese ojo. Gracias a modelos en 3D del terreno, se ha visto que, además, es un vulcanismo silícico muy raro.

El descubrimiento obligará a modificar algunas ideas sobre la historia de la Luna, según Bradlye Jolliff, de la Universidad de Washington. "Esta actividad volcánica relativamente reciente nos hace pensar en una evolución termal y volcánica de la Luna", afirma Jolliff, cofirmante del artículo publicado en 'Nature Geoscience'.

Hasta ahora se ha pensado que el vulcanismo lunar es muy diferente del terrestre porque el satélite fue un cuerpo que se enfrió rápidamente, en 100 millones de años, después de que se desprendiera de la Tierra, hace 4.500 millones de años. Ocurrió cuando un cuerpo como Marte colisionó con nuestro planeta. Este enfriamiento impidió que allí se desarrollara la tectónica de placas que si hay en la corteza terrestre.

A medida que perdía temperatura, los minerales ligeros (como feldespatos) cristalizaron y dieron lugar a las montañas rocosas de la Luna; y los más densos (ricos en magnesio y hierro) se hundieron, formando la parte superior del manto lunar. Hace entre 3.000 y 4.000 años, las lavas basálticas salieron a la superficie durante un largo periodo de vulcanismo, pero es un misterio la desigual distribución de estos basaltos de inundación en el satélite. De hecho, durante mucho tiempo el territorio lunar se ha dividido en solo dos categorías: el duro de los mares y el ligero de las montañas.

Un territorio diferente

Sin embargo, este retrato tan simple comenzó a cambiar en 2000, cuando el equipo de Jolliff identificó una región con otra historia geológica distinta, denominada 'Procellarum KREEP' (PKT, en sus siglas en inglés). Sería el lugar donde se encuentra este 'punto caliente' con mucho torio y otros elementos radiactivos, como potasio y uranio. "Al enfriarse el magma, elementos como el torio no cristalizaron y formaron bolsas intercaladas entre la corteza y el manto. Esta concentración de elementos con calor bajo el PKT pudo ser la responsable del vulcanismo intensivo diferente", explica el científico.

Así, y aunque la mayor parte del volcanismo fuera basáltico, otro más raro se produjo en la cara oculta de la Luna con lavas ricas en sílice. Estos depósitos se llaman 'puntos rojos', porque así se ven en el espectrómetro y su composición ha sido confirmada por el LRO.

El centro del 'ojo de buey' es, pues, un pequeño complejo volcánico, 25 a 35 kilómetros, que está a 162 y 214 kilómetros de distancia de los cráteres de Compton y de Belkovich, respectivamente. "Ya en las primeras imágenes el LRO vimos un terreno que podía ser volcánico", dice Jolliff. Como no estaban seguros, y el LRO orbita a 50 kilómetros de la Luna, explica que fueron tomando imágenes con una cámara telescópica en varias pasadas y con ángulos diferentes, hasta poder construir el modelo tridimensional.


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