El debate se planteaba como una contienda entre dos púgiles. En una esquina el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rafael Rodrigo, y en la otra el presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) y rector de la Universidad de Cantabria, Federico Gutiérrez-Solana.
Ambos han participado en Santander en una mesa redonda en el marco del Encuentro 'Políticas para la excelencia científica en España' celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y el objetivo de la sesión era plantear los retos y las debilidades de los dos organismos más musculosos del sistema científico español. Entre las universidades y el consejo producen el 80% de los resultados científicos de España.
"Un tercio de los centros del CSIC habrá que cerrarlos, otro tercio habrá que mejorarlo y otro tercio ya está en un buen nivel", aseguró Rafael Rodrigo, presidente del CSIC. "No quiere decir que será necesario cerrar 42 de los 128 centros del CSIC de forma matemática, sino que el porcentaje se acercará a esa cifra".
El cierre de centros no conduce a una reducción del personal investigador, según explicó Rodrigo a ELMUNDO.es, pero sí a una reasignación. Ese es el camino para lograr centros de excelencia, lo que no quiere decir que todos los centros tengan que ser excelentes, "eso tampoco sería bueno". "Se trata de una remodelación a medio plazo, no inmediata. El cierre no es obligatoriamente malo. Desde hace seis años, el CSIC ya ha cerrado o remodelado cerca de 30 centros".
La Ley de Ciencia
La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ya señaló hace algunos meses durante un encuentro reducido con periodistas que la Ley de la Ciencia (entonces aún no había sido aprobada) permitiría una mayor movilidad de los investigadores entre institutos y que inevitablemente habría un efecto imán para los científicos más brillantes hacia los mejores centros de investigación. La ministra Garmendia reconoció que esto podría conducir hacia una descapitalización intelectual de algunos centros que los conduciría al cierre.
El presidente de los rectores, Guitiérrez-Solana, señaló que los centros situados en el top 50 mundial tienen sistemas de gobernanza que permiten la atracción de talento. Pero, aseguró, hay que tener confianza en que ese es el modelo correcto y la sociedad tiene que invertir en él. "Nos gustaría ser como el Instituto Max Planck en Alemania o como la Academy of Sciences de Canadá. Pero nuestro modelo a largo plazo es mejor que el del Max Planck", dijo Rodrigo.
Por otra parte, la endogamia y la excesiva rigidez del sistema de investigación universitario fue uno de los puntos más criticados para poder alcanzar la excelencia científica en estos centros. En España, el 95% de las plazas de personal docente investigador las ganan candidatos internos, mientras que en Estados Unidos esta cifra se sitúa en el 7%. Gutiérrez-Solana aceptó la crítica y reconoció que ese es uno de los grandes problemas de la investigación universitaria. "En España casi el 100% de los profesores universitarios son nacionales y esa es una de las cosas que la universidad puede cambiar para revertir la situación", explicó.
Precisamente en estas fechas se está ultimando en el Ministerio de Educación el Estatuto del Personal Investigador (PDI) que regulará la actividad de profesores e investigadores en las universidades. Y el borrador ya ha inquietado a la comunidad científica que está recogiendo firmas desde hace semanas en contra de las medidas contempladas en el documento.
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