Investigadores de The Sage Colleges en Troy, Nueva York descubrieron que animales que tuvieron contacto con el patógeno -Mycobacterium vaccae- demostraron una capacidad aumentada para adquirir nuevos conocimiento y mayores niveles de serotonina, el compuesto químico cerebral vinculado al estado de ánimo.
Según la la doctora Dorothy Matthews la M. vaccae es una bacteria que se encuentra en la tierra y es probable que la gente la respire o ingiera cuando pasa algún tiempo al aire libre. Estudios previos habían demostrado que al inyectarse la M. vaccaeen ratones, se lograba estimular el crecimiento de algunas neuronas resultando en una mejora en los niveles de serotonina y una reducción de la ansiedad.
Se supone que la serotonina podría jugar un papel importante en el proceso de aprendizaje por lo que los científicos decidieron realizar pruebas para determinar si la M. vaccae podría mejorar la inteligencia.
Con esa finalidad se realizaron varios experimentos con dos grupos de ratones, uno que había ingerido la bacteria viva y otro que no había tenido contacto con el patógeno. Luego los investigadores observaron la capacidad de los animales para trasladarse por un laberinto.
Estos descubrieron que los ratones alimentados con M. vaccae viva navegaron por el laberinto dos veces más rápido mostrando menos ansiedad que los ratones del otro grupo.
En un segundo experimento los científicos quitaron la bacteria de la dieta de los ratones y cuando se volvió a estudiar su conducta en el laberinto se observó que los ratones corrieron por el laberinto más lentamente que cuando habían ingerido la bacteria.
La doctora Matthew sostiene que estos resultados son importantes porque sugieren una relación entre los microbios y la función cerebral.
La investigadora especula que pasar tiempo al aire libre donde este presente la M. vaccae podría tener también un impacto en la capacidad de concentración y aprendizaje de los humanos.
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