Durante siglos, un rompecabezas biológico ha desconcertado a los científicos, el enigma de los pollos que parecen ser machos en un lado de su cuerpo y hembras en el otro. Puede sonar a broma, pero estos singulares casos de «travestismo» natural existen en el mundo animal. Se trata extrañas aves adultas que exhiben el plumaje blanco característico del sexo masculino en uno de sus lados y el marrón más apagado de las hembras en el otro, una curiosa ambigüedad.
Previamente, los científicos creían que los cromosomas sexuales de los pájaros controlaban si se formaban los testículos o los ovarios, es decir, qué sexo tenía cada animal, de forma que los rasgos sexuales eran determinados por las hormonas. Sin embargo, investigadores del Instituto Roslin de la Universidad de Edimburgo, han identificado diferencias entre las células masculinas y femeninas que controlan el desarrollo de los rasgos sexuales, a las que llaman células de identidad sexual autónomas (CASI, por sus siglas en inglés).
Este descubrimiento, que es revolucionario en su campo y ha sido publicado en la revista Nature, puede revelar también por qué machos y hembras difieren en su comportamiento y en la propensión a determinadas enfermedades. De igual forma, el hallazgo podría conducir a mejoras en la producción de aves de corral, ya que la identificación de algunas de las diferencias moleculares entre las células de machos y hembras permitiría mejorar el sexado de los embriones antes de eclosionar. Incluso podría ser posible diseñar la manera de obtener las características del crecimiento de los machos en las hembras, con mejoras en la eficiencia alimentaria y la productividad que podrían contribuir a la seguridad alimentaria en el futuro.
«Esta investigación ha anulado por completo lo que se pensaba acerca de cómo las características sexuales se determinan en las aves. Ahora creemos que los principales factores que determinan el desarrollo sexual se basan en las células masculinas y femeninas», explica el doctor Michael Clinton, responsable principal del estudio. Según el científico, quizás deban volver a evaluarse cómo se desarrollan otros organismos, ya que existe alguna evidencia de que órganos como el corazón y el cerebro son intrínsicamente diferentes en hombres y mujeres, y las aves pueden servir de modelo para comprender las bases moleculares de estas diferencias entre sexos.
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