Dos estudios publicados hoy han inaugurado la era del familioma. Uno ha secuenciado el genoma completo de dos progenitores sanos y sus hijos, que sufren dos enfermedades hereditarias raras. El segundo lo ha dirigido un investigador que sufre otra de estas dolencias. Le ha permitido comparar su genoma completo con el ADN de sus padres sanos e identificar el gen responsable de su dolencia. Los trabajos han sido posibles gracias a la rebaja galopante del precio de los genomas, cuya obtención ha pasado de costar miles de millones de euros a sólo 4.000 en menos de una década.
"Estos trabajos demuestran que se pueden estudiar las enfermedades raras de una forma más barata e incluso identificar nuevos genes responsables", explica el jefe de Genética Médica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, José Miguel García, que no ha participado en los estudios. En los próximos años, la secuenciación familiar podría ayudar a más personas que sufren una de las 10.000 enfermedades genéticas raras, que suponen el 5% de todas las dolencias conocidas, detalla García.
El siguiente paso, aún incierto, será probar que la técnica puede ayudar en males más comunes como la diabetes, la enfermedad cardiovascular o el cáncer, en las que hay muchos genes implicados y otros factores externos.
"Creo que, en el futuro, el genoma será un dato más en la historia médica de cualquier persona o familia", explica a Público David Galas, investigador del Institute for Systems Biology (EEUU). Su estudio, que publica hoy Science, ha acotado a cuatro el número de genes responsables del síndrome de Miller y la disquinesia ciliar primaria. Si no se hubiera secuenciado a los padres, que están sanos, el número de sospechosos habría sido 34. La técnica permite eliminar el ruido de miles de pequeños cambios (mutaciones) en la larga cadena del ADN que no tienen ningún efecto. Como cada padre sano legó a sus dos hijos la mitad de su ADN, los investigadores han podido identificar cuáles son las mutaciones en esos cuatro genes responsables de las dolencias en este caso.
Los expertos también han podido determinar cuántas mutaciones legaron los padres a sus hijos. Son 60, 30 cada progenitor. Hasta ahora se pensaba que cada miembro lega 75. "Por ahora ignoramos las implicaciones de esta reducción", confiesa Galas. La mayoría no tendrá ningún efecto, pero la acumulación de mutaciones a lo largo de la vida aumenta la posibilidad de que algunas causen enfermedades como el cáncer.
El otro trabajo, publicado en New England Journal of Medicine, ha permitido a James Lupski, médico del Baylor College of Medicine (EEUU), saber por qué sufre la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, una dolencia nerviosa hereditaria que no padecen sus padres. Después de que secuenciasen todo su genoma y lo comparasen a regiones del de sus progenitores, supo que se debe a dos copias defectuosas del mismo gen. Heredó una de cada uno de sus padres y juntas le causan la enfermedad que padece.
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