Miguel Delibes, maestro de periodistas, académico de la Lengua y escritor premiado con los máximos galardones de las letras españolas, el 'Príncipe de Asturias' y el 'Cervantes', ha fallecido a los 89 años tras una larga enfermedad en su casa de Valladolid rodeado por sus familiares más cercanos.
La salud del Premio Cervantes, que desde ayer estaba inconsciente, se había agravado drásticamente en las últimas horas, motivo por el cual sus hijos cancelaron todas sus actividades para estar cerca de su padre. El rey Juan Carlos llamó a su domicilio para interesarse por el escritor.
Desde que este jueves se supo que el empeoramiento de la salud de Delibes -operado de cáncer de colon en 1998, nada más publicar 'El hereje', su última novela- podía ser irreversible, el Ayuntamiento de Valladolid se puso en contacto con la familia del escritor para ofrecerle la ayuda necesaria.
Desde que este jueves se supo que el empeoramiento de la salud de Delibes -operado de cáncer de colon en 1998, nada más publicar 'El hereje', su última novela- podía ser irreversible, el Ayuntamiento de Valladolid se puso en contacto con la familia del escritor para ofrecerle la ayuda necesaria.
En este sentido, la capilla ardiente del escritor se instalara a partir de las 12.00 horas en la Casa Consistorial de su ciudad natal, en la que ha desarrollado su vida profesional e intelectual, como catedrático de Derecho Mercantil, periodista y director de El Norte de Castilla, y novelista.
"Estoy olvidándome de lo que he escrito. El mismo día que entregué a la editorial 'El hereje', me diagnosticaron un cáncer de colon. A partir de entonces de lo único que me he ocupado ha sido de mi salud. Ahora, lo que me preocupa es sobrevivir, éste es mi proyecto más sincero para el futuro". Y no fue poco. Y lo ha hecho durante casi 12 años más conviviendo con la enfermedad.
Miguel Delibes Setién, nacido y convencido vallisoletano nació en 1920. Se licenció en Derecho e Intendencia Mercantil. Fue empleado de banca y trabajó también como caricaturista. Durante varios años dirigió el diario 'El Norte de Castilla', y precisamente estando en el periódico recibió la noticia de que había resultado galardonado con el Premio Nadal por su obra La sombra del ciprés es alargada. Era el año 1948, Delibes contaba entonces 26 años, y en ese momento se decidió a iniciar la que habría de ser una brillante carrera literaria.
Posteriormente reconocería que fue este primer galardón el que le impulsó a escribir. Como creador, Delibes se encontraba dentro de la línea de escritores para los que la novela debía ser de alguna manera un reflejo de la vida. Según sus palabras, "una novela requiere, al menos, un hombre, un paisaje, una pasión"; sin ellos, decía, "no puede haber una novela".
Escritor y hombre apasionado
La defensa de la naturaleza y el arte de la caza han sido, además, dos pasiones que le ocuparon a lo largo de toda su vida. En cuanto se refiere a su técnica y estilo, los estudiosos de la obra de Delibes distinguen varias etapas: una primera, caracterizada por la abundancia de descripciones y la utilización de unos esquemas narrativos marcadamente tradicionales.
Una segunda, en la que depuró su lenguaje dotándolo de gran agilidad, percepción y sencillez; y una tercera, en la que el escritor se sumergió en un mundo más simbólico, singular y personal, de planteamientos más complejos, para desarrollar temas como la deshumanización del hombre contemporáneo y la crítica de la literatura desde la propia literatura, utilizando para ello los más variados recursos de la experimentación novelística.
Entre los más de cincuenta títulos que ha publicado se cuentan: El camino (1950), Mi idolatrado hijo Sisí (1953), Diario de un cazador (1955), Diario de un emigrante (1957), Las ratas (1962), La hoja roja (1962), Cinco horas con Mario (1967), La parábola del náufrago (1970), El príncipe destronado (1973), Las guerras de nuestros antepasados (1975), El disputado voto del señor Cayo (1978), Los santos inocentes (1981), Madera de héroe (1987), Mi vida al aire libre (1989) y El hereje (1999).
Académico de la Lengua desde 1974, obtuvo en 1984 el Premio Libro de Oro concedido por la Asociación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros. Es también Premio Nacional de Literatura, Premio de la Crítica (1962), Premio Castilla y León de las Letras, Premio Ciudad de Barcelona y Premio Cervantes. El Nobel le ha esquivado en varias ocasiones.
Lo sentía, hablaba de él mismo como el Nobel olvidado. Ya se empezó a insistir en ello desde hace más de una década y desde hace más de una década no dejaba Delibes de repetir: "Es un latazo porque todo lo que tiene de honorífico lo tiene también de jaleo por las fiestas, honores, entrevistas en 50 idiomas, viajes y exhibiciones que lleva consigo el galardón".
Lo sentía, hablaba de él mismo como el Nobel olvidado. Ya se empezó a insistir en ello desde hace más de una década y desde hace más de una década no dejaba Delibes de repetir: "Es un latazo porque todo lo que tiene de honorífico lo tiene también de jaleo por las fiestas, honores, entrevistas en 50 idiomas, viajes y exhibiciones que lleva consigo el galardón".
Su convalecencia
Y desde el día en que le operaron convalecía. Una convalecencia que le había ido permitiendo su paseo matutino por las céntricas calles de su Valladolid natal, una ciudad en la que vive y sobrevive ("soy como un árbol que crece donde lo plantan"). Tampoco perdonaba perder su siesta y pasar la tarde rodeado de sus ruidos domésticos.
A su parecer, fue "debidamente valorado y reconocido" por los lectores y los críticos desde que empezó a escribir. Y es que desde que en 1947 recibiera el Nadal ha conseguido el Premio de las Letras Españolas, el Cervantes, el de Castilla y León de las Letras, el Príncipe de Asturias, el Ciudad de Barcelona, el Nacional de Narrativa y un sinfín de galardones.
"Una inesperada y terrible desgracia familiar me ha tenido casi dos meses apartado del campo. Durante este tiempo es cierto que ni el campo, ni ninguna otra cosa que no fuera mi propia angustia, ha tenido sentido para mí. Y sin embargo hoy, compruebo que mi dolor, tras una jornada de paseo soleada y suave, se ha serenado, se ha hecho menos crispado, aunque seguramente más profundo".
La muerte de su mujer, Angelines de Castro, con la que había tenido siete hijos, sumió a Delibes en una profunda depresión.Murió "mi equilibrio". De ella dijo Julián Marías: "Con su sola presencia alegra la pesadumbre de la vida".
Su ausencia le dio cierta pesadumbre a la vida de Delibes. La ausencia de éste sume en la pesadumbre algún capítulo de la vida de todos sus lectores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario