No es que sean los más finos del la ciencia actual, aunque con un diámetro de 15 nanómetros –es decir, quince millonésimas de un milímetro, cien mil veces más fino que un pelo humano― ya son bastante delgados. Pero el valor de los nanohilos fabricados por un equipo de científicos turcos en la Universidad Bilkent de Ankara reside sobre todo en su longitud. Si hasta ahora, las piezas de este tipo solían alcanzar pocas decenas de milímetro, los investigadores turcos aseguran que pueden producir nanohilos de longitud "indefinida". Por ejemplo un kilómetro.
"No es frecuente que las magnitudes kilo -y nano- se junten en una misma pieza" cita la revista 'ScienceNews' a Mehmet Bayindir, jefe del equipo turco de nueve investigadores. No sorprende: un kilómetro equivale a un billón (1.000.000.000.000) de nanómetros. El hallazgo es tan llamativo que la revista 'Nature Materials', referencia del sector, lo publicará en portada en su edición de julio. Ya a mediados de junio adelantó una carta que explica el avance científico.
Aplicaciones informáticas
Los nanohilos están aun en fase experimental pero se cree que tendrán un enorme campo de empleo en la tecnología informática. La agencia oficial de noticias turca Anadolu señala que podrían utilizarse para células fotoeléctricas usadas en los paneles solares, para fabricar DVDs de gran capacidad, dispositivos de escaneo en la medicina y otros aparatos electrónicos. “No podemos ni predecir en este momento todo lo que se podrá fabricar con este nuevo material”, aseguró Bayindir.
El secreto de las nanofibras, perseguidas en los últimos años por numerosos investigadores, reside en que el material utilizado ―desde níquel a oro, platino, titanio o silicio― tiene unas capacidades de conducción eléctrica distintas a este tamaño de lo que tiene en el mundo de la física 'macro'. Los electrones, que transmiten la corriente, necesitan cierta cantidad de átomos juntos para transmitirse de forma fluida; cuando la anchura de su 'carretera' es menor, su movimiento se ve obstaculizado por los átomos del borde del material y se ralentiza.
Se publicará en 'Nature Materials'
En su carta a 'Nature', Bayindir resume las características del descubrimiento que consigue "matrices de nanohilos y nanotubos de diferentes materiales, bien ordenados, orientados globalmente y de longitud indefinida", evitando así las "complicadas técnicas de alineación y posicionamiento" necesarias en las técnicas de litografía o filamiento eléctrico, usados hasta ahora. El equipo turco usa un proceso de reducción termal, de bajo coste y apto para numerosos materiales, para conseguir las fibras.
'Science News' lo describe así: "Una pieza sólida de material, de diez milímetros de grosor, se calienta y se estira hasta que el diámetro equivalga a micrometros (una milésima de milímetro). Éstos se cortan en trozos de 15 centímetros de longitud, se agrupan en manojos y se vuelven a calentar y estirar. Tras repetir la operación varias veces se tienen millones de nanohilos que, de unirse, darían la vuelta al planeta". Dicho así suena sencillo...
Es precisamente la uniformidad del resultado lo que convierte el hallazgo turco en tan fundamental para el avance informático ya que permite emplear las nanofibras a gran escala. Y el proceso permite emplear diversos materiales, entre ellos semiconductores, y "abre el camino a aplicaciones de plataformas sensoriales flexibles de gran tamaño, aparatos fotovoltáicos, metamateriales dieléctricos..." abunda Bayindir en Nature. Según la prensa turca, también servirán para otro fin: colocar a Turquía en el Libro Guinness de los Récords por conseguir los nanohilos más largos del mundo. Si es que los expertos irlandeses no se pierden en estas magnitudes, claro.
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