El satélite CryoSat-2, que medirá las variaciones del espesor de las capas de hielo de la Tierra, se ha lanzado esta tarde con éxito desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajstán). Los datos que recogerá este satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) ayudarán a comprender mejor cómo está afectando el cambio climático a las regiones polares del planeta.
Un cohete ruso Dnepr ha lanzado hoy a las 15.57 horas el satélite CryoSat-2 de la ESA desde el Cosmódromo de Baikonur (Kazajstán), y lo ha colocado en su órbita, a unos 717 kilómetros de la superficie de la Tierra. En esta ocasión la operación ha ido “nominal”, todo según lo previsto, a diferencia de lo que ocurrió en octubre de 2005 con CryoSat-1, que se destruyó tras un fallo del lanzador.
Aproximadamente un cuarto de hora después del despegue el satélite se ha separado de la etapa superior del cohete, y unos segundos más tarde su trasmisor de radio ha comenzado a enviar la señal. La estación de seguimiento de Malindi (Kenia) ha sido la primera en recibirla y trasmitirla al Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) en Darmstadt (Alemania), desde donde se controla la misión, y donde el grupo de operación está constituido mayoritariamente por mujeres.
La secuencia de eventos también se ha podido seguir desde diversos centros de la ESA en Europa, entre ellos el Instituto Europeo de Investigaciones Espaciales (ESRIN) en Frascati (Italia) -donde se planifica la misión y se da servicio a los usuarios-, la estación de seguimiento de Kiruna (Suecia) -donde se recibirán los datos científicos-, y el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), en Villanueva de la Cañada (Madrid).
Hasta aquí se ha desplazado Miguel Canela, Jefe de Operaciones de Observación de la Tierra de la ESA en el Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial (ESTEC) de Noordwijk (Holanda), para presentar el evento.
“CryoSat-2 va a medir como varia y evoluciona a lo largo de varios años el volumen de los hielos en las capas polares, de los glaciares e incluso en las montañas, como Los Alpes o el Himalaya, y también va a analizar la calidad del hielo, porque no es lo mismo uno compacto que otro que se está derritiendo”, ha explicado a SINC Canela.
Presupuesto de 140 millones de euros
“Hasta ahora conocíamos datos sobre la extensión de los hielos, pero no sabíamos cómo varía el volumen”, añade el técnico de la ESA, que informa que este proyecto ha costado 140 millones de euros en total (la mitad destinado al satélite, un 10% para el lanzamiento –que es de bajo coste-, y el resto para operaciones y archivo de datos).
Por su parte, Vicente Gómez, director de ESAC, ha destacado a SINC que esta misión es “muy necesaria, ya que la comunidad científica está presionando para obtener los datos que proporcionará CryoSat, y además llega en el momento oportuno, porque las placas de hielo están disminuyendo”.
El director ha recordado que en este proyecto ha participado la industria aeroespacial española, junto a la de otros países europeos. En concreto cuatro empresas han desarrollado herramientas de planificación y monitorización de la misión, el sistema de control para el centro de operaciones de la ESA en ESOC, una antena en banda X para la descarga de datos, y un subsistema de comunicaciones y TTC (Telemetría, Tracking y Comando) del satélite.
El medidor de los hielos
CryoSat-2, de unos 720 kg de peso (incluidos 37 kg de combustible), es “el satélite más sofisticado jamás diseñado para el estudio del hielo del planeta”, según la ESA. Su misión será monitorizar a lo largo de los próximos tres años -prorrogables a dos más- las variaciones en el espesor y volumen, tanto del hielo marino que flota en los océanos polares, como las vastas capas de hielo que cubren Groenlandia y la Antártida. .
Para ello cuenta con el instrumento SIRAL, un radar que combina “mediciones de altimetría, apertura sintética e interferometría”, capaz de detectar variaciones de apenas un centímetro en el espesor del hielo y cuyo funcionamiento no depende de las condiciones meteorológicas en la Tierra. El espesor de los hielos que flotan en los océanos es del orden de varios metros, pero en regiones polares como la Antártida alcanza los cinco kilómetros.
En el océano Ártico la extensión de la capa de hielo ha alcanzado mínimos históricos en los últimos veranos. Las misiones ERS y Envisat de la ESA, operativas desde 1991 y 2002 respectivamente, realizan el seguimiento de los océanos y la evolución de la extensión de los hielos polares. En este periodo se ha constatado una reducción aproximada del 2.3% de superficie de hielo por década y un incremento anual de 3 mm del nivel medio de los océanos. La misión CryoSat ayudará a medir con más precisión el grosor y volumen de todos los hielos, incluyendo los continentales, banquisas, glaciares y permafrost.
Los datos generados por este satélite proporcionarán a unos 350 científicos una evidencia firme de cómo están evolucionando las masas de hielo de la Tierra, lo que permitirá comprender el papel que juega el hielo en la regulación del clima y el nivel de los océanos.
El tercero de los exploradores
El satélite CryoSat es el tercero de los seis “Earth Explorers” (Exploradores de la Tierra) del programa “Living Planet” (Planeta Viviente) de la ESA. En marzo de 2009 se lanzó el Explorador del Campo Gravitatorio y de la Circulación Oceánica (GOCE), y en noviembre de 2009 la misión para el estudio de la Humedad del Suelo y de la Salinidad de los Océanos (SMOS).
Las otras tres misiones serán Swarm, que estudiará el campo geomagnético de la Tierra, la Misión de Dinámica Atmosférica ADMAeolus –las dos se lanzarán en 2011-, y EarthCARE. el Explorador de las Nubes, Aerosoles y Radiación de la Tierra que despegará en 2013.
“La ESA ha puesto en menos de un año tres misiones de exploración de nuestro planeta, y esto supone un esfuerzo muy grande, pero también consolida a Europa como el líder mundial en el seguimiento del cambio climático desde el espacio”, ha indicado Vicente Gómez.
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