El gran reptil, que posee brillantes colores, ha sido descubierto en la isla de Luzón, en Filipinas, y es un pariente cercano del dragón de Komodo, el mayor lagarto que existe en el mundo. El sorprendente hallazgo acaba de publicarse en la revista Biology Letters.
Desde luego, en un mundo en el que apenas existen ya zonas inexploradas, el descubrimiento de un nuevo gran vertebrado es algo muy poco corriente. De hecho, resulta sorprendente cómo un reptil de esas dimensiones y de aspecto tan llamativo haya podido pasar inadvertido hasta ahora, a pesar de habitar en una zona densamente poblada.
Escondido durante 150 años
"Estoy realmente muy impresionado -asegura el investigador Rafe Brown, de la Universidad de Kansas- por el hecho de que una especie tan grande, visible, brillante y coloreada haya podido escapar de los biólogos durante los últimos 150 años". El lagarto, de hábitos sigilosos, ha huído siempre de las zonas habitadas y ha sabido, hasta ahora, ocultarse de la vista y las expediciones de los científicos.
No así de los habitantes de la región. "De hecho -explica Brown- las comunidades indígenas residentes lo conocen desde hace generaciones. Si sólo los biólogos les hubieran escuchado antes...". En efecto, hasta ahora y durante los últimos diez años, la existencia de este reptil era un simple rumor que corría entre los investigadores que trabajan en la zona.
A partir de algunas fotos hechas por turistas en 2001, que mostraban a grupos de cazadores indígenas transportando ejemplares recién cazados, los investigadores empezaron a tomarse en serio la posibiidad de que este lagarto, bautizado ahora como Varanus bitatawa, existiera realmente. Pero todas las expediciones llevadas a cabo desde entonces en la isla terminaron en fracaso.
Hasta que, el pasado verano, Brown organizó la expedición definitiva. Un periplo de dos meses para registrar la selva en busca del ya mítico animal. "Empezamos en julio, pero la época de lluvias se adelantó. Y subir por las montañas, empapados, con un equipo de veinte personas y todo el material y los engranajes cubiertos de barro fue una tarea muy difícil".
"Sabíamos que estaba en la selva, a nuestro alrededor -recuerda Brown- Vimos las marcas de sus garras en los árboles, sus huellas en la arena e incluso encontramos sus excrementos". Muy cerca ya del final de su complicado y extenuante viaje, cuando ya casi no quedaban provisiones ni dinero, se toparon con un gran macho adulto, atrapado en una trampa de cazadores indígenas. "Fue como el premio al final de una maratón", bromea Brown.
Un hemipene
Las tribus Agta e Llongot llamaban al reptil "bitatawa", y ese fue el nombre científico elegido para designar la especie. Entre sus características más destacadas, está la de sus peculiares órganos reproductores, que los lagartos, según explica Brown, "tienen dentro de su cuerpo, proyectados hacia dentro como un par de calcetines doblados. Cuando es hora de usar esos órganos, los despliegan y los inundan de fluidos que les confieren la rigidez necesaria para la reproducción. Llamamos a esto hemipene, y los lagartos tienen dos de ellos", que utilizan indistintamente (y alternativamente), durante el acto sexual.
Se desconoce el número de individuos de esta especie que hay en la actualidad, pero los científicos estiman casi con toda seguridad que debe de haber muy pocos, que el nuevo lagarto es una especie seriamente amenazada y que habría podido extinguirse incluso antes de ser identificado y clasificado.
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